laura pineiro - botones - le bastart

Hilando fino

Dibujar líneas en el espacio, enhebrar historias, construir telarañas… el acto de tejer tiene la cualidad de poder abarcar las demás artes, desde el dibujo hasta la arquitectura, pasando por la escritura y la música.

louise bourgeois - spider - le bastart
Louise Bourgeois. Spider -1997

Una de las imágenes recurrentes de la hilandera en la mitología es la de tejedora del destino: tanto las Moiras griegas como sus correlatos nórdicos. Pero la urdimbre que trazaremos en este escrito desafía esta idea de destino predeterminado, porque nuestra trama la urdirán Aracnes y Penélopes astutas, que descubrirán que el hilo de la vida no solo es lineal, puede enredarse en los vericuetos del sueño, puede desafiar los patrones establecidos, e incluso revelarse contra las fatídicas tijeras.

Decía Louise Bourgeois que empezó trabajando con materiales duros pero que “la vida le enseña a una a doblegarse”, y ciertamente, fue durante sus últimos años cuando tomó en mayor medida aguja e hilo. Doblegarse es relativo, claro, porque el espíritu combativo de esta francesa se mantuvo hasta el final.

En esos últimos años vació los armarios de su casa, revolvió en viejos baúles, recuperó antiguos trapos y las agujas dotaron a sus figuras cosidas de esa magia reparadora que la madurez otorga. Sus esculturas, que siempre tuvieron algo de exvotos como para conjurar el miedo, ahora blandas y hechas a retales, se preñaron de cadencias conciliadoras.

louise bourgeois - femme couteau - le bastart
Louise Bourgeois. Femme couteau 2002

En las arañas de bronce que realizara como alegorías de la figura materna convivían sentidos contradictorios: presencias amenazantes y protectoras a un tiempo, pacientes e impetuosas como Penélope, con gran poder de cohesión y persuasión, arquitectura íntima que sale del propio cuerpo que a menudo se transforma en celda, incluso para sí misma.

Después la alegoría arácnida se interiorizó y esos aspectos duales que veía en su madre nutrían su propia persona como mujer y artista. Siempre fue, como Aracne, una maestra artesana que no temió enfrentarse al status quo, al machismo (recordemos el mito de la bordadora que retó a la diosa Atenea e incluso se burló delante de ella del donjuanismo de Zeus). Y ya nonagenaria, como Penélope aprendió a obviar la linealidad del tiempo, haciéndolo cíclico, hilando y deshilando, remendando porciones de pasado, completando fragmentos perdidos del tapiz de la vida, reinventándose una y otra vez.

annette messager - wishes - le bastart
Annette Messager. My wishes in netting-1999

Siendo adolescente Louise había trabajado en el taller de restauración de tapices de sus padres forjándose ya entonces su visión metafórica de la costura como actividad sanadora, así como el valor del fragmento perdido que ella misma rehacía con habilidad e imaginación.

La infancia, morada del misterio y el drama, promesa de felicidad y amago de horror. Annette Messager tampoco se creyó el cuento de la inocencia infantil: evisceró sus juguetes, los empaló, los enredó en su tela de araña…

Coleccionista de trofeos de la niñez, de aventuras de juventud (les hommes que j’aime), de proverbios misóginos (dichos y refranes populares que ella misma cosió y enmarcó en hilos de distintos colores: cuando nace una niña hasta los muros lloran, mujeres de faldas largas y mente corta…), desde los años sesenta ha usado el bordado, objetos usados y recortes fotográficos para componer un arte que tiene mucho de votivo, para desarticular las reglas de juego impuestas e inventar su propio tejido lúdico, para oponer a las mentiras que nos venden sus propias quimeras.

annette messager - articules desarticules - le bastart
Annette Messager. Articulés-desarticulés, 2001-02.Musée National d’Art Moderne Centre Pompidou, Paris (c.Adagp)

Maga, amante, coleccionista…, roles cambiantes, impostados…, o no. La mentira forma parte del viaje iniciático de la artista (recordemos su homenaje a Pinocho en la Bienal de Venecia), porque la verdad no puede comunicarse más que bordeando el secreto: soy la vendedora de quimeras, de sueños simiescos, de delirios arácnidos. Soy la falsificadora de fotos repintadas, de ampliaciones deformadas. De sobre impresiones de clichés, de encuadres turbios, de carambolas de imágenes, De lentes deformantes… soy la mentirosa, la mensajera de premoniciones falsas, de amores dudosos, de recuerdos sospechosos, la domadora de arañas de papel… (hoja de sala de su exposición en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, México D.F, 2011).

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Tatiana Blass. Penélope

El engaño, el desafío a nuestra percepción forma parte del quehacer artístico. En una capilla de Sao Paulo, la brasileña Tatiana Blass instaló un telar en el altar, del que salía una alfombra roja, favoreciendo el efecto óptico de que estuviera tejiéndose en ese momento. Los hilos se filtraban por los huecos de las paredes de la iglesia invadiendo como cipo-chumbo (planta parásita) el jardín. La intervención nos hace pensar en el rojo púrpura del poder eclesiástico y la realeza, en la sangre derramada con sus alianzas, en la mala hierva.

Blass llamó Penélope a esta instalación por su efecto engañoso, por ese tejer sin tejer, por el aparente estancamiento del tiempo para no tener que rendir cuentas. Como la esposa de Odiseo que destejía de noche lo que tejía de día para posponer eternamente la respuesta a sus pretendientes. Pero ella engañaba por amor.

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David Catá. Cicatrices abiertas -2012

Quien también teje por amor es David Catá, y lo hace a flor de piel, cosiéndose en la palma de la mano el retrato de sus allegados, o las cicatrices que la guerra civil dejó en su abuela, transfiriendo con hilo y aguja, de nuevo bajo las líneas de la vida de su mano, la foto antigua de familia mientras la anciana trata de narrar con voz quebrada los acontecimientos que truncaron su infancia.

Otra heroína griega, Filomela, enarboló la aguja con fines distintos, la denuncia. Tereo, su suegro, la violó y le cortó la lengua para que no lo delatara. Encerrada en una torre, encontró el medio de hablar: la costura. La artista Laura Piñeiro le dedicó una instalación (El canto de Filomela 2012) compuesta de dedales de cerámica que pendían del techo. Su sonoridad, como de campanilla, nos recuerda que la agresión no se silencia.

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Belígeras labores. 2013-14

Piñeiro ha usado la metáfora de la costura en reiteradas ocasiones: dedales transformados en yelmos (Belígeras labores), gofrados de enhebradores por los que otear capítulos ninguneados (Ambliopías de la Historia)…, y para incursionar en un tema más íntimo, la memoria familiar. Releyendo cartas de antepasados, legados de papel amarillento, retazos de vidas que ha sentido próximas aún sin haberlas conocido, ha enhebrado palabras con su propio pulso, hilando presente y pasado de una misma hebra intergeneracional (Construyendo(me) 2007), o bordándolos en rizomas espaciales (cartografía daqueles mares).

Laura se reconoce deudora de Elena del Rivero, afinidad que es fácil descubrir en la atención epistolar que ha guiado parte de la producción de esta última: carta a la madre, carta de la novia… Misivas que se transforman en tejido, en sábanas que envuelven al espectador e invitan a lo contemplativo, pues la lectura permanece oculta, indescifrable, de algún modo encriptada. Cartas inacabadas, siempre en proceso, cuya labor (el horadar el papel) incluso se deja oír (the echo of unfinished letter).

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Elena del Rivero- Las hilanderas 2002

Es significativa la apropiación de aquella foto en la que Duchamp aparece jugando al ajedrez con una mujer desnuda. Del Rivero ocupó el lugar de ésta, sentada, enhebrando perlas. Les Amoureuses (Elena & Rrose) sintetiza la convivencia de dos mundos, el de ella y el de Duchamp, cada uno urdiendo su propia red de tejido reflexivo, él sobre el tablero, ella concentrada en un trabajo artesanal.

Elena insertó esta imagen en su versión de Las hilanderas, situándose a sí misma en el lugar de Aracne, rodeada de amigas costureras, y al fondo la mujer que ensarta joyas junto a Duchamp, sustituyendo el rapto de Europa pintado por Velázquez en honor a Tiziano.

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Ghada Amer. Fortune teller 2008

A De Rivero, como a Duchamp, le gustan los juegos de estrategia, pero los suyos se basan en el entramado, la alegoría, el mise en abyme, la labor comunitaria frente a la idea de genio… Una Aracne que no duda en cuestionar la historia, reescribirla, retar a los dioses del arte…

De punzada incisiva también es Ghada Amer, cosiendo escenas tomadas de revistas porno (a veces mezcladas con el mundo Disney), cuyo carácter explícito se difumina bajo el denso bordado. Reivindica el autoerotismo femenino, mostrando mujeres disfrutando de sí mismas, al tiempo que con esos velados de lana traiciona el ansia del voyeur.

En tiempos bélicos tejer fue una actividad subversiva: afables ancianas, atrincheradas en puestos de escucha, codificaban mensajes secretos al ganchillo. Lejos de la primera línea de fuego, pero corriendo el mismo peligro entre bambalinas, las tejedoras espías fueron piezas clave en las dos guerras mundiales.

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Tania Candiani. Bordadora 2012

En aquellos tejidos encriptados pensamos ante la pieza Bordadora de Tania Candiani, un telar transformado en una especie de confesionario o máquina que escucha secretos para después escribirlos en caligrafía de grafiti. Se expuso por primera vez en el Centro de Arte la Alameda de México D.F., cuyas vetustas paredes de lo que fuera convento inquisitorial escucharan tantas confesiones forzadas, falsos secretos.

No es la única vez que Tania ha intervenido telares antiguos, buscando siempre trasvasar códigos lingüísticos, haciéndonos reflexionar sobre lo que se pierde y lo que se gana con cada interpretación.

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Eva Hesse. Untitled (Rope piece) 1970

Bourgeois ha sido como la gran araña madre para muchas artistas. Pero hay otra pionera igualmente influyente en el uso de tejidos, que hizo del anudar y desanudar gesto catártico, Eva Hesse.

En un viaje a su Alemania natal descubrió una fábrica textil abandonada, y allí empezó a recuperar materiales pobres, maleables, tejidos cálidos que enfrentaría al frío minimalismo de sus coetáneos. Su búsqueda culminaría con Untitled (Rope piece), 1970, de las últimas que realizó antes de morir de cáncer con sólo 34 años. Aunque decía huir del arte connotativo (buscando la no-representación), es difícil no asociar con su cuerpo enfermo la vulnerabilidad orgánica de aquella maraña de nudos pendiendo del techo, formada por cuerdas de textura carnal por el revestimiento de látex.

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Chiharu Shiota. Uncertain Journey-2016

El sentimiento de desarraigo, tan intenso en Hesse, el absurdo existencial (familiares muertos en campos de concentración, el suicidio de su madre…), la búsqueda infructuosa de una identidad (también como mujer), la sensación de vacío… determinaron su creación.

Curiosamente son temas (la ausencia, la memoria, la diáspora…) que en la obra de Chiharu Shiota también se expresan con densos entramados que nunca arraigan en el suelo. La idea del rizoma germinando de los objetos, conquistando la atmósfera, sugiere ese estado de flotación, la imposibilidad de asir la realidad más inmediata.

El desarraigo es parte del ser humano, cada vez más. Quizás por eso sus telarañas apresan maletas, zapatos, barcas…, como deseándonos buen viaje. Tejer es para ella, y para tantas otras practicantes de la costura, un modo de subsanar, guarecer, preservar lo efímero.

Anna Adell

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