Nada se me antoja más parecido a un burdel que un museo (…) En uno, las Venus, Judith, Susanas, Junos, Lucrecias, Salomés y demás heroínas en bellas imágenes inmovilizadas; en el otro, mujeres vivas con sus vestimentas, gestos, decires, hábitos estereotipados. En ambos se encuentra uno bajo el signo de la arqueología; y si me ha gustado el burdel tanto tiempo es por lo que tiene también de Antigüedad, de mercado de esclavos, de prostitución […]