Gonzalo Elvira entiende la historia como una compleja trama cartográfica, desarrollándose sobre un mapa sin bordes, sin norte ni sur, este u oeste, sin centro. Con paciencia infinita reproduce con aguja y martillo dibujos que simulan documentos de archivo: microhistorias que atraviesan continentes, acontecimientos paralelos bañando las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, anarquistas que saltan de revolución en revolución y de cárcel a campo de concentración, los viajes reales y ficticios de las alumnas de la Bauhaus…
En los proyectos de Elvira, tiempo y lugar devienen coordenadas móviles incapaces de fijarse en un solo punto del pasado. Sugieren esta condición de pasaje que tiene la historia, como río de innumerables afluentes, muchos de ellos subterráneos, filtrándose estrato tras estrato pero sin secarse nunca del todo.
- En “Bauhaus 1919: modelo para armar”, recuperabas el trabajo de mujeres que se formaron en la mítica escuela fundada por Gropius. “El psicoanálisis te ayudará“, tu último proyecto, expuesto en la galería Rocío Santa Cruz, prolonga el anterior, centrándote ahora en Grete Stern. Formada en la Bauhaus, ha sido conocida sin embargo por los fotomontajes que realizara en la revista argentina “Idilio”, interpretando los sueños de las lectoras, reveladores del opresivo ambiente patriarcal en que estaban inmersas. Ahora esos sueños (o pesadillas), al reproducirlos con tu particular técnica puntillista sobre mapas de distintas latitudes, viran de lo doméstico y psíquico hacia lo geopolítico contemporáneo (fronteras, éxodos, abismos…) ¿Es así?
Como bien comentas, en Bauhaus 1919, modelo para armar, me centré en el trabajo que habían realizado las mujeres en la escuela, sobre todo en las figuras de Anni Albers y Günta Stolzl, que llegó a ser la única mujer que formó parte del cuerpo de docentes de la escuela. El trabajo téxtil realizado por ellas ha sido uno de los puntos que me ha llevado a desarrollar el proyecto. Me he acercado también a Mariane Brandt, que trabajó en el taller de herrería porque contaba con el padrinazgo de Moholy Nagy. A Vera Meyer Waldeck, que en sus ratos libres se acercaba al taller de carpintería y desarrolló una serie de muebles, y Liz Volger, que realizó el vestido emblemático de la Bauhaus, del cual he tomado el patrón para realizar mis diseños a partir de él en unas serie de dibujos y en un libro donde aparece el vestido bordado con diferentes motivos.
En Idilio me centro en Grete Stern, que a diferencia de muchas compañeras, sí pudo estudiar en la Bauhaus lo que deseaba, fotografía. En la Bauhaus conoce a quien sería su pareja, el fotográfo argentino Horacio Coppola, con quien se traslada a vivir a Argentina en 1934, tras el ascenso del nazismo. En 1948, Stern comienza a colaborar en la revista Idilio en la sección El Psicoanálisis te ayudará donde realizaba los fotomontajes semanales en la revista.
En alguna ocasión, ella comenta que sus imágenes iban de lo poético a lo político. Esto me sirvió para ver cómo abordar los Sueños, quedándome con el personaje central de los mismos, la figura femenina y trasladándola a una situación política actual, para lo cual me he servido de una serie de mapas pertenecientes a un atlas geográfico universal de la editorial Salinas. Por ejemplo, en Sueños de pincel, la figura aparece representada en el mapa del continente americano al revés, América del Sur aparece en el norte en homenaje a Torres García, la cabeza de la mujer hace las veces de los pelos del pincel y la mano que utiliza ese pincel sale desde Estados Unidos. En Sueños de liberación, la figura se encuentra sobre Gran Bretaña, un dibujo que realicé hace 4 años cuando comenzaba lo del Brexit. En Sueños de desorientación, la figura femenina, emplazada en Argentina, se encuentra en una encrucijada. En sueños de realizaciones futuras, la figura aparece con una llave gigante abriendo una puerta en Oriente Medio; en Sueños de dependencia, nuestra protagonista está dentro de una boca sobre el mapa de España. Sueños de inhibiciones fue realizado cuando realizaron el inpeanchment contra Dilma Rousseff. En Sobre el abismo, la figura cuelga de una soga sobre el mapa de América del Sur.
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Al usar una técnica que emula el punteado de un grabado, la memoria parece adquirir la textura de una matriz de impresión, con su imagen latente siempre a punto de revelarse. Así, lo que queda realzado en todos tus trabajos es el carácter indeleble de la huella (balazos sobre las paredes o fichas militares de fusilados en “Assaig S.T. 1909-1919”, portadas de libros decomisados o quemados durante la dictadura argentina en “Lo imborrable”)… Pero, ¿quizás no se trate tanto de recuperar archivos como de reinventar bibliografías y reconfigurar hemerotecas, como haces en tu “biblioteca alucinada”?
Es interesante esto que apuntas de la matriz de impresión, y lo de las imágenes veladas, siempre me ha interesado este tipo de prácticas a medio camino entre diferentes técnicas como el dibujo y la pintura. Pero el grabado también siempre está presente en mis obras: he trabajado muchos años en talleres de impresión, desde tipos móviles, offset, serigrafía… De alguna manera las imprentas han sido mi formación visual.
Cuando trabajamos a partir de algún hecho o situación histórica estamos haciendo un trabajo de editor, elegimos lo que queremos contar y la forma que queremos dar a ese proyecto particular. Las técnicas operan en mis imágenes a modo de pizarra donde vamos escribiendo o grabando esa imagen. En Lo imborrable, tomo el título de un libro de Juan José Saer. Esta biblioteca parte de libros o autores prohibidos durante la última dictadura en Argentina, por eso las imágenes de las portadas aparecen un tanto veladas. El velo lo consigo a través de esta técnica a medio camino entre una escritura o tejido realizada con tinta china y pluma, y donde las portadas que estamos viendo aparecen como una falla de impresión. La misma forma tienen las portadas de mi editorial ficticia Cerilla Ediciones, en donde escribo en imágenes algunos libros inexistentes.
- Y en relación a la huella, tenemos el fragmento. A él rindes homenaje al esparcir los pedazos del monumento que realizara Gropius en recuerdo a los obreros caídos tras un golpe militar fallido (Weimar 1922). Cuelgan de las líneas de pentagramas (“12 canciones concretas”), ¿evocando asimismo el poder de la música para conducirnos al pasado, para ayudarnos a recordar? ¿a la par que aludes a la sinestesia entre las artes que se investigó en la Bauhaus?
12 canciones concretas es un proyecto que conforman junto a El psicoanálisis te ayudará y Bauhaus 1919, modelo para armar una trilogía. Este proyecto nace a partir del monumento de Walter Gropius dedicado a lxs trabajadorxs caídos en Marzo en Weimar. El ayuntamiento de Weimar realiza un concurso que gana Gropius y decide construir este monumento de carácter expresionista que según él es un hito, un rayo que sale desde la tierra hacía el cielo. El día de la inauguración del monumento entregaban a las/os asistentes un papel en donde salía el plano de alzada del monumento compuesto por 17 piezas en el frente del programa y en el dorso un poema. A partir de estas 17 piezas pivotea todo el proyecto. He creado unos pentagramas, exactamente 12, en donde aparecen esparcidas en cada uno de estos pentagramas las 17 piezas a modo de notas musicales. El número doce surge de Paul Klee y su paleta de doce colores que utilizaba para enseñar en la Bauhaus, pero también hay un guiño a la música dodecafónica, y de algún modo también está presente la sinestesia. Lo de concreto viene por la corriente creada por Max Bill (siempre escribía su nombre en minúsculas) y su influencia en el arte latinoamericano, sobre todo en el grupo Arte Concreto, quienes realizaron la segunda exposición en la casa de Grete Stern en Buenos Aires, la primera la habían celebrado en casa de Enrique Pichon Rivière.
El hecho de esparcir el monumento deconstruido en el espacio viene dado por su destrucción en el año 1933 por parte de los nazis y que fue reconstruido en el 1946, como podemos verlo actualmente. Regresando al tema de las canciones y para que el proyecto funcione como tal era necesario un colaborador musical, en esta oportunidad Grösso, quien a partir de estos 12 dibujos composiciones realizará la música que hemos editado en formato vinilo dentro de la colección Cru de Alex Gifreu.
- Tus proyectos están de algún modo entrelazados, empezando con la figura del anarquista Radowitzky, cuya silueta dibujas sobre paisajes y mapas de viejas enciclopedias, pasando por Semanas Trágicas arrasando Buenos Aires y Barcelona… Siempre hay una pugna por la libertad a través del tiempo y el espacio, pero evitas lecturas fáciles y lineales, invitando al espectador a que “arme su propio modelo” a partir de las huellas: el título de Cortázar, del que te apropiabas para rememorar ciertos trabajos tridimensionales, pienso que también podría ilustrar tu forma creativa de comprender la historiografía.
Lo veo de esa manera como lo describes. Es verdad que mis proyectos se han ido entrelazando unos con otros, he ido desarrollando una trama a lo largo del tiempo que me ha servido para conocer cosas o hechos que desconocía y que he ido descubriendo. En este entramado de historias haces referencia al proyecto de Simón Radowitsky que lleva de nombre 155. La balada de Simón. Éste me ha conducido a otro, el proyecto en el que estoy trabajando actualmente, cuyo nombre es Los primeros fríos, el título de una escultura de Miquel Blay (Olot, 1866). En este entrelazamiento o asociaciones libres, la narratividad juega un papel importante en mis proyectos, siempre ha estado presente, siempre me han gustado los comics y supongo que me he ido convirtiendo en una especie de narrador o contador de microhistorias, quizás la mejor definición que he encontrado para mi trabajo sea la de historiador visual. Una forma abierta de contar o narrar tratando de dar otras posibilidades de lecturas, que es lo que nos permite el arte. Capas de lecturas asociativas que nos permiten armar un modelo o formas propias. En palabras de Zaida Trallero, “contar otra historia”.
Entrevistado por Anna Adell
Gonzalo Elvira: El psicoanálisis te ayudará
hasta el 22 de febrero
en la galería Rocío Santa Cruz, Barcelona
15 de febrero: presentación de la revista “Idilio” en Rocío Santa Cruz