En estado de naturaleza el hombre es lobo para el hombre, a decir de Hobbes, y por ello se creó una ética de comportamiento. El contrato social nació del miedo que nos infundíamos unos a otros. Pero en sociedad, al instinto de supervivencia se le suman ansias competitivas y una agresividad inoculada por el sistema que hacen del hombre un lobo con corbata, para el hombre y para la mujer.
Así que ¿a dónde vamos?, nos pregunta Gema Rupérez en una de sus instalaciones. Aunque el interrogante se abría ante la desidia internacional para acoger a los refugiados, intuimos que también increpaba a lecturas existenciales sobre la responsabilidad individual como parte del colectivo.
La fábula de la rana y el escorpión, escrita en árabe sobre cinchas de amarre que conformaban una gran carpa, ilustra la eterna pugna entre el determinismo genético y la libertad de elección. “Lo siento, está en mi naturaleza”, le dijo el escorpión a la rana tras clavarle el aguijón mientras cruzaban el río, condenando a ambos a una muerte segura.
Ni el fatalismo del escorpión ni la ingenuidad rousseauniana parecen convencer a Gema, que nos confronta con aspectos paradójicos de la realidad componiendo ingeniosas metáforas visuales, dotando a los materiales de aliento alquímico.
. Tus proyectos tienden a señalar las polaridades ideológicas fabricadas para perpetuar la idea del enemigo: en Lucha de relatos los tratados de Marx y Adam Smith juegan a los autos de choque, en Espacio personal dos globos van hinchándose hasta hacerse estallar uno al otro. Incluso cuando se apuesta por el diálogo, las voces están amordazadas (Lapsus lingue). ¿No podemos evitar ser lobos unos para otros?
En toda la serie Conversaciones hay un anhelo de supervivencia. El principal protagonista de este proyecto, en el que sigo trabajando, no cabe duda que es la confrontación, pero donde me gusta poner el foco es en el poder o en la incapacidad que tenemos para comunicarnos. Por eso en todas estas obras que citas se establece una dialéctica que se muestra diferente.
Y aunque exista, no parto de esa idea del enemigo, me interesa la tensión que se establece dentro de estas obras, cuyos elementos se disputan el poder hegemónico. En Espacio personal son dos globos exactamente iguales, al hincharse dentro de un pequeño cubículo se van quitando el espacio, se van adaptando al continente pero los dos no caben…
. Recogida de firmas denotaba mayor optimismo, aunque empañado por el instante de frustración al ver cada firma diluirse en la mancha colectiva. Tecnología punta para reconocer el pulso personal y una bayeta que lo neutraliza. ¿Se trata de encontrar un equilibrio entre ser uno mismo y canalizar la individualidad hacia fines comunes?
Sí, aquí podemos hablar de individuo versus colectivo y dónde nos colocamos cada uno. La obra te enfrenta al fracaso. Tu identidad casi tangible, con este gesto culturizado como es el de firmar, queda enmascarada y desaparece. La bayeta, blanca y que tiene el mismo tamaño que un folio, no sólo neutraliza la tinta, también genera un silencio muy incómodo. El mecanismo de la obra hace que la tinta caiga desde una distancia en la que esperas que se escuche la gota al caer, pero no se oye nada puesto que la bayeta lo amortigua. Recogida de firmas funciona con una placa de arduino que está programada con un sensor de presión y en función de éste, las bombas peristálticas sueltan mayor o menor cantidad de tinta.
. De hecho, la idea de multitud cobra especial relevancia, sea en relación a la fuerza colectiva o para dotar de sentido a frías estadísticas, evocando cuerpos ausentes (feminicidios) o personas en el paro (mares de lentejas). ¿De la abstracción numérica al monumento efímero?
Lens culinaris y Máculas son dos instalaciones que muestran de forma abarcable cantidades tan grandes que nos resulta difícil imaginar. Cada una de ellas se materializa de forma muy diferente a través de la repetición de un elemento que enfatiza el mensaje, ambas son de carácter efímero y cada vez que las obras se presentan de nuevo actualizo los datos. Las grandes cifras son algo muy abstracto y muy concreto a la vez, me obsesiona poder ver la magnitud de las cosas.
. La masa puede aniquilar el yo pero también puede imbuirlo de potencial metamórfico. Siguiendo el hilo de Elias Canetti, el ser humano es metamórfico por naturaleza, pero el poder ha temido siempre ese potencial y lo ha ido entumeciendo. A menudo invocas esa capacidad metamórfica: en la actualización del mito de Apolo y Dafne, en la metáfora del “transformador”, con el arquetipo del héroe…
Comparto la idea de Canetti. Be a hero es una intervención que realicé en la Facultad de Ciencias Sociales de Zaragoza, en la que fueron sustituidos los snacks de una máquina dispensadora por antifaces de cartón plateados. Los estudiantes podían adquirir uno desde su condición de “antihéroes” (personas anónimas en su universo cotidiano), la mutación se producía al descubrir el anverso del antifaz dónde estaba escrito el siguiente mensaje: Antifaz solidario. Los beneficios de tu antifaz se destinarán a la organización ACNUR para los refugiados. Fue muy interesante compartir con ellos la frustración de no encontrar lo que esperaban (su sandwich…) y cómo su hambre era relativa en comparación con la de otros. Y por otro lado, su positiva sorpresa al comprobar que aportaban algo sin haberlo pretendido.
. Esto último, apelar al inconsciente colectivo, también se deja sentir en las asociaciones mentales que sugieren los materiales que usas: muros de caramelo, trenzas en cable de acero, flotadores de pan… Somos náufragos, sin cimientos… El sentimiento de frustración aflora una y otra vez, pero nos ayuda a conocer nuestros límites ¿es así?
Sí, creo que no puedo evitar moverme en estos márgenes inestables que nos ayudan a entender los límites. Creo que a veces necesitamos salir de lo establecido y ver más allá, puesto que estamos acostumbrados a calificar como la única realidad las convenciones que nos rodean. Por ejemplo Sticky Wall es un muro realizado con adoquines de caramelo ensamblados por medio de calor, su aspecto es muy atractivo pero no deja de ser una frontera, por cierto, bastante pegajosa.
. Fuiste una de las premiadas en la última bienal de Mislata, comisariada por Alba Braza. En esta ocasión la realidad irrumpe en la sala de arte a través de un teléfono que puede sonar en cualquier momento, respondiendo a anuncios que publicaste en la sección de contactos de un periódico. En lugar de ofrecer servicios sexuales recogen versos de amor, ¿Cómo nació esta idea?
De la necesidad de hablar de algo de lo que no se suele hablar, de un problema sin resolver. Missed call es el proyecto en el que más me he involucrado personalmente, el que más he vivido desde dentro, por decirlo de alguna manera. Todo el proceso está registrado y en el vídeo se siente la condescendencia que destila el señor detrás del mostrador cuando el destino de mis anuncios es la sección de contactos. El resultado son más de 300 llamadas que recibió el teléfono (al que nadie responde) cuando puse los anuncios la primera vez. Algunos de los mensajes en el buzón de voz también se pueden escuchar en una pieza de audio que acompaña a la instalación. Se podría decir que la descontextualización del lenguaje fue todo un “éxito”.
Entrevista a cargo de Anna Adell
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Próximas exposiciones:
_ Singular, exposición colectiva, Galería A del Arte, Zaragoza, hasta el 16 de febrero
_ JustMad Art Fair 2018, Emerging Art Fair, con Galería A del Arte, 20-25 febrero