Llámase Hipocresía la calle que empieza con el mundo y se acabará con él; y no hay casi nadie que no tenga, si no una casa, un cuarto o un aposento en ella. Hacia esa calle se dirigen un suspicaz anciano y un joven ingenuo para observar de cerca la ruindad que se esconde tras los usos y costumbres de sus coetáneos. Franquear ciertos umbrales para ver El mundo por dentro, como hizo Quevedo en […]