Las muñecas de Miss Van no precisan de mecanismos externos para moverse, no demandan la mirada masculina para definirse, su erotismo nace y muere en ellas mismas. Amantes del transformismo y la mascarada, son conocidos sus escarceos con un sinfín de identidades prófugas: ninfas o brujas, condesas sádicas o niñas lúbricas, cabareteras o pastoras, quimeras o criaturas híbridas. Empezaron en la calle, incitando a los transeúntes con sus ojos rasgados, pero pronto se filtraron en […]