El libertinaje sí, pero supeditado a un férreo control. Arquitectos, reformadores y literatos del siglo XVIII coinciden en proyectar o imaginar casas del placer inspiradas en el panóptico de Bentham o anticipándose a su configuración radial, vigilante: la ciudad ideal concebida por Ledoux (en la que no falta un templo para la educación sexual, el Oikema) se construye alrededor de ese ojo central; en Los 120 días de Sodoma, Sade da forma semicircular al salón […]