El verbo francés méduser conserva la etimología derivada del mito griego sobre aquel monstruo cuyo mirada petrifica, Medusa. Perseo resistió la tentación de mirarla de frente e interpuso el escudo para que la gorgona, al verse en él reflejada, sucumbiera al espanto de contemplarse a sí misma. La mirada gorgónea, médusant, es fascinante y letal. Aún a riesgo de morir, el que queda magnetizado, fascinado, ya no querrá apartar la vista. La fascinación es la […]