Darwin consideraba que exteriorizar las emociones era algo impropio de los hombres “civilizados”, siendo el llanto identificativo de personalidades débiles, esto es, mujeres con tendencia histérica, niños y ancianos seniles, amén de los pueblos “primitivos”. Pero, curiosamente, a pesar de su obcecación andro y eurocéntrica, con su estudio de la transmisión filogenética de conductas y expresiones Darwin influyó a un pensador que habría de revolucionar el modo de leer las imágenes y abordar la historia […]