La vida es una partida de ajedrez perdida de antemano; lo importante es participar. Los pintores medievales representaban a la muerte jugando al ajedrez con sus víctimas, una época en que nuestra naturaleza provisional, efímera, era más aceptada que ahora. Danzas macabras, vanitas… eran recordatorios no exentos de sorna soterrada. Un humor negro que en cierto modo se perdió con el patetismo de los memento mori barrocos. Gino Rubert recupera la ironía asociada a nuestra […]