Allí, en la arena suave, a pocos metros de nuestros mayores, nos quedábamos tendidos la mañana entera, en un petrificado paroxismo, y aprovechábamos cada bendita grieta abierta en el espacio y el tiempo; su mano, medio oculta en la arena, se deslizaba hacia mí, sus bellos dedos morenos se acercaban cada vez más, como en sueños. Humbert Humbert (Nabokov) evoca así su despertar sexual y la nostalgia de una pureza tan escurridiza como los granos […]