Primer acto: un paciente tumbado en una cama de hospital, inmovilizado entre prótesis y mantas, al que atienden (desatienden) enfermeras de labios carmín y ceñido vestuario, ajenas al progresivo empalme del inválido. Esta escena sintetiza el germen de la imaginación bullente de Stu Mead, quien pasó parte de su infancia postrado a causa de una enfermedad que ha lastrado toda su vida su relación con las mujeres. Franco en palabras tanto como en imágenes, Stu […]