Quizás el primer artista que rompió con el arquetipo del hombre viril fue Bas Jan Ader, cuando a principios de los setenta introdujo en una galería súplicas y frases de melodrama tipo por favor no me dejes; cuando se grabó llorando desconsoladamente (I’m too sad to tell you), acicalando jarrones de flores o deleitándose frente a una puesta de sol. Aunque su intención no era minar la segregación de roles sino parodiar la imagen del […]