Juan Francisco Casas oh roma at le bastart

Juan Francisco Casas. Malos tiempos para la mística

Georges Bataille consideraba al cristianismo el menos religioso de los credos porque había desterrado al erotismo de la experiencia interior. Sólo algunos místicos como Santa Teresa o San Juan de la Cruz supieron acceder a estadios supremos de fusión extática-espiritual.

juan francisco casas - santa teresa - le bastartMientras que en religiones antiguas era en el sacrificio ritual donde erotismo y experiencia mística confluían, a modo de transgresión carnal y pulsión de muerte, el catolicismo cayó en la paradoja de situar el acceso a lo sagrado, el secreto del ser, en el ámbito del Mal.

Vivimos tiempos difíciles para la mística, pocas beatas se corren ya con visiones esclarecedoras…, por lo que tratar de reunir de nuevo lo erótico y lo sacro tiende a leerse como provocación sacrílega.

Pero la alegoría de la religiosidad fogosa, cuya máxima expresión fue la transverberación de Santa Teresa esculpida por Bernini, sigue fascinando a artistas que actualizan el interés barroco por plasmar la carne trémula, el desgarro de las pasiones.

Durante su estadía en Roma, Juan Francisco Casas se empapó de estas visiones barrocas, del pálpito de la libido atrapado en la morbidez del mármol (Ludovica, Santa Teresa, Proserpina…), recorriendo iglesias y pinacotecas, impregnándose del lánguido glamour de la Magdalena de Cagnacci… En sus dibujos preciosistas de acabado satinado resueltos con boli bic traslada sobre el papel levitaciones, raptos y arrebatos…, transverberaciones en cuerpos turgentes con olor a cuero y látex..

Tampoco olvida la contraparte cruel de la pulsión erótica, que tan bien supieron captar los caravaggistas inspirándose en las escenas más necrófilas de la Biblia. Una Judith de nalgas prietas ante la cabeza cortada de Holofernes, Vanitas que parecen blasfemar contra su suerte…, junto a carrocerías magulladas a modo de guiño ballardiano…juan francisco casas - judith - le bastart

Y es que esta Ciudad eterna de efigies presas de arrebato y terribilità miguelangelesca no deja de estar envuelta en vaho trágico, como el que procede del extrarradio, del descampado de Ostia donde murió aquel héroe inconformista a quien Casas Ruiz rinde homenaje canalizando así el discurso expositivo por un mismo cauce de sangre y secreción sexual.

También eterna es la completa carencia de sentido del humor de un especimen local de ascendencia falangista que denuncia como perverso lo que no es más que proyección de su propia depravación; que en un acto reflejo de posesión satánica o brote psicótico empieza a hacer pintadas sobre los cristales de las galerías que osan aunar sexo y religión condenando al autor a la hoguera; reacciones fanáticas que a su pesar completan  el sentido de incluir el cadáver de Pasolini entre los episodios de pasión y expiación aquí representados.

Anna Adell

O(h)Romao(h)Morte
En Galería Fernando Pradilla, hasta 20/05/2016

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