André Lepecki atribuyó a la figura del bailarín callejero la potestad para quebrar de forma creativa la circulación preestablecida en los lugares preasignados, oponiendo a la coreografía policial la coreopolítica, que contagia el movimiento cuerpo a cuerpo, transmitiendo afectos, favoreciendo la emergencia del sujeto allí donde ha sido ninguneado. Un movimiento, múltiples modos singulares de expresarlo.
Para Raisa Maudit el movimiento también es un ejercicio liberador, contagioso, que irradia invectivas anárquicas desde la dramaturgia corporal. A modo de video-tutorial de gimnasia casera, en Twerking para la revolución: a las barricadas papi (2015) nos enseña sensuales perreos para empoderarnos de nuestro culo.
Con ello repasa la genealogía de un baile que se originó en el lumpen afroamericano y que la mitomanía teeneger despojó de su carga subversiva (con ayuda de las nalgas de Miley Cirus), para terminar ocupando un lugar destacado en las cursos de aerobic. Raisa le da otra vuelta de tuerca, re-politizando el twerking, aunque en clave paródica. Que cada trasero haga su propia revolución.
Es un método, el de re-escenificar la domesticación de todo impulso contracultural, el vaciamiento de sentido de todo gesto reivindicativo al verse apropiado por el mainstream, que Raisa ha utilizado en reiteradas ocasiones. Así, en el proyecto Space Nihilista (2016), desplegó todo un arsenal mediático sobre su falso grupo Space Girls, espejo deformante de aquel otro casi homónimo, para ironizar sobre la fabricación de patrones feministas a la carta, fácilmente consumibles para las masas de fans.
P- Pero caricaturizar es sólo el medio, no el fin, pues por el camino te arrojas (y arrojas a tus amigas) a un torbellino donde lo íntimo y lo ficcional devienen inextricables. En ese sentido, siempre hay algo de purga o catarsis detrás de la comedia. ¿Es así?
Space Nihilist era un experimento complejo desde el punto de vista tanto formal (como solo project) como conceptual y procesual. Se trataba de estar más de un año jugando con el proceso creativo de volcar tu intimidad de forma pública en las redes por ejemplo o durante mi día a día, al mismo tiempo que se trataba de ir perdiendo mucho del control de cual podría ser el resultado de las piezas al vincularlo directamente a personas de tu vida, que en muchos casos poco o nada tenían que ver con el arte y sus lenguajes. Colaborar con otras personas para que decidan cómo contar tu vida, cómo reescribirla, y por lo tanto la de ellas mismas también. Hacer que todo eso devenga en un proyecto expositivo de semejante barroquismo y que a la vez culminara, porque así lo pedía, en una suerte de desnudo tras bambalinas que solo pudo verse durante unos días fuera de la sala, en internet, y que es mi parte favorita, donde estaba toda la catarsis.
Había mucho de parodia, de Pop y de Punk pero era esencialmente un proyecto melancólico. Creo que en general uso el humor de una forma que al final está más cerca del Grand Guiñol que de una caricatura. Sí, no se trata de comedia o caricatura realmente. Más bien de acceder con un cierto sentido del humor a cargas y temas vitales, existenciales o sociales que tienen muy poco de gracioso, para revertir la energía. Es como utilizar la risa para contener el llanto. Concretamente en Space Nihilista se trataba más de la pérdida de fe en el mundo, en el proceso de hacernos mayores, en el camino vital de entender quién coño eres, del fracaso y la soledad, de evolucionar sin rumbo más que una parodia a cierto icono de la cultura pop. Había mucho de dolor, y mucho de fracaso; utilizar la ficción para filtrar contenidos biográficos e íntimos que de otra manera más burda perderían su propia capacidad catártica.
P- Frente al fastidioso corsé de los ismos, tu modo de tratar el feminismo siembra ambigüedad y juega al equívoco respecto las relaciones de poder. En Lectura y adoctrinamiento (2015) eres coaccionada a recitar párrafos del libro El varón domado (de Esther Vilar, que de tan reaccionario casi es revolucionario) por los azotes que recibes de tu varón, al que por otra parte tienes atado a una correa. En plan, esclavízame esclavo.
Sí, “esclavízame esclavo” es básicamente de lo que va esa señora. El varón domado es un libro infame y reaccionario pero tiene mucho de ridículo; de ridículo y de real. Hay un buen bloque de la humanidad que cree que esa es la construcción de género: puramente binaria, plana, rebuscada, misógina, en la que el varón heterosexual siempre es una víctima de un sistema perverso que quiere calumniarle y esclavizarle.
El libro llegó a mis manos de forma ridícula en sí. Yo tenía un amigo que quería hacerme un regalo, y en una librería que estaba de liquidación le preguntó a la librera si tenía algo de feminismo… y ella le dio este libro. Vino, y me lo trajo con mucha ilusión, y en cuanto lo abrí y comencé a leer me di cuenta tanto del absurdo del fracaso del regalo (estamos hablando de un libro pilar anti feminista), como del contenido del propio libro. Si lo lees, cosa que recomiendo porque es casi comedia -tragicomedia más bien- te das cuenta de la trampa tan grande que existe especialmente en la construcción de la figura de la mujer. La mujer como esa femme fatal súcubo cuyo único sentido en la vida es vampirizar al hombre simulando estar oprimida y manteniéndolo a su merced de forma conductista, regalándole de vez en cuando algo de sexo como premio. Es perverso, no había otra forma de acercarse a ese libro, y en cuanto llegó a mis manos sabía que algo tenía que hacer con él.
P- O cuando recreaste algo así como la venganza de Ana de Mendoza (Escorial Shore, 2013), que pasa de víctima a dominatrix, envuelta en una trama de ambientación pomposa donde las intrigas cortesanas van de la mano con lo rocambolesco del docu-reality, salpicado de picaresca a lo burlesque. Con este contrastar decadencia histórica y vulgaridad contemporánea nos llevas a concluir que la ociosidad y la mistificación de la vida se ha democratizado, que el baile de máscaras de la identidad ya no es solo potestad de palacio.
Hoy en día todo es mascarada. Un mundo de wannabe celebrities, de búsqueda de likes y de filtro de belleza en la cara 24/7. No seré yo quien vaya a decir que esta decadencia de redes sociales es el fin de la pureza y la sinceridad. Es simplemente otro mecanismo más de los muchos que nos son implantados y nosotros mismos nos encargamos de poner en funcionamiento, desarrollar y convertir en algo vital. Escorial Shore está más cerca del análisis sociológico que hace el Marqués de Sade en Justine, por ejemplo, que de La era del vacío de Lipovetsky. Creo que nos encontramos en un punto en el que estamos más cerca del siglo XVIII que del XX.
Vivimos emborrachados de nosotros mismos en un supranarcisismo y en una desconexión total para poder entender lo que nos rodea y lo que somos, al mismo tiempo que tenemos un acceso inmediato a todo, conectados todo el tiempo. Es muy decadente, porque al mismo tiempo que nos ponemos a debatir sobre geopolítica en facebook y todos somos expertos en el tema corta-pegando wikipedias nos comportamos con violencia y arrogancia.
Al mismo tiempo queremos ser (y creérnoslo) jueces expertos en moralidad y reinas de belleza. Solo nosotros sabemos cómo tienen que ser las cosas, todos menos nosotros mismos son estúpidos, queremos ser políticamente correctos de cara a la galería mientras vivimos en el caos y en la absoluta desconexión emocional. Vivimos inmersos en una obra del Marqués de Sade pero con instagram.
P- La provocación, la voluntad de incomodar, la (en definitiva) actitud punk que te caracteriza, fue especialmente mordaz en aquellos primeros proyectos en los que tu blanco era el sistema del arte y los artistas que se dejan lobotomizar, sodomizar, violar, mancillar por él: FART Global Art Fair (2011), Residencia masturbatoria en casa de Raisa Maudit (2012)… Frente a esa sumisión general, noto una mezcla admiración-repulsión hacia artistas que como Jeff Koons cuela sus folleteos y pastiches en museos y galerías. Le dedicaste alguna de tus groupie fusions (Como me follaría a tus langostas…, Ascii code featuring Vuk Cosic vs Koons’s inflates and lobsters…) Incluso me parece adivinar en el acto de blasfemar una escena galante en porcelana, Amor cortés (2014), cierto guiño al modo en que Koons profana el kitsch.
A mi Koons me da puto asco. Pero me da un poco menos de puto asco que otros de su calibre. Él al menos sabe perfectamente lo que representa y no intenta ocultarlo. El Sistema del Arte y una buena tanda de los artistas más destacados están impregnados de tal cinismo que no se diferencian mucho de Koons. Son exactamente iguales pero fingiendo ser sociales, con una frialdad pasmosa preocupándose por Siria mientras le comen el culo a quien sea por más pasta, más fama y más mierda. Eso sí que me da asco.
P- Mientras preparaba la entrevista se ha hecho público que tu proyecto de comisariado The witch and the bitch. El hecho expositivo como Akelarre para TEA (Tenerife Espacio de las Artes) ha sido seleccionado. ¡Felicidades! Te estrenas como comisaria con un título que suena a nigromancia, embrujo, conjuro, brebaje explosivo… Brujas, putas, hechiceras… lo proscrito, lo perseguido, las fuerzas ocultas… casa bien con tu postura irreverente, con tu forma de entender el arte y la vida. ¿Que tipo de aquelarre les espera a los isleños?
Se trata de un proyecto que forma parte de la línea en la que me llevo adentrando los últimos dos años, que es algo que siempre estuvo ahí, pero que nunca me había parado a profundizar de forma artística: el ocultismo, la disidencia dentro del ocultismo o el ocultismo como disidencia.
Es un proyecto que va tanto de sistemas mágicos y lo revolucionario siempre asociado al tema como al mismo tiempo es un proyecto que va a tratar de construir diluyendo las ideas de autoría y las diferencias entre artistas y comisarios. Tiene mucho que ver con la forma de trabajo que desarrollé con Space Nihilista. También tiene mucho de experimento y hay un fuerte capital de riesgo.
En The Witch and The Bitch trabajaré con MarioKissme y Mariana Echeverri para intentar fusionar conceptual y formalmente sus modos de trabajo y sus piezas, de tal forma que la sala esté más cerca de un lugar límbico más que de una sala de Museo al uso. Un viaje a otro mundo. Por un lado Mario trabaja más la brujería, la opresión de género de sistemas binarios e imperialistas asociados a las figuras “femeninas”: la mujer, la marica, la sodomita, etc y por otro con Mariana se trata de una alquimia de lo sexual, una maquinaria del deseo orgiástico, búsqueda sensorial de lo salvaje y sex magik.
Todo el proceso y desarrollo del trabajo también estará ramificado dentro y fuera de la exposición, y habrá mucho de visibilización de las conversaciones que vaya teniendo con los artistas y guiños con otras proyectos que se están desarrollando en el mismo espacio-tiempo. Por ejemplo, estoy trabajando en un libro que se llama Disidencia que básicamente soy yo intercambiando cartas, escribiéndome emails personales con gente que considero muy especial porque tienen capacidad revulsiva y potencia disidente (Marti Manen, Mariana Echeverri también artista de esta exposición o Raquel G. Ibañez), hablando desde lo que estamos haciendo o cómo nos sentimos a cómo destruir el mundo. En ese proyecto habrá mucho de The Witch and The Bitch y en The Witch And The Bitch habrá también mucho de Disidencia. El poder de la intimidad, de generar afecto, de contarte lo jodido, de reconocer el fracaso como parte de ti, de visibilizar los cambios.
En el TEA habrá todo eso y mucho más, habrá akelarre simbólico y akelarre real. Ficciones sobre magia y conjuros e invocaciones reales. Es básicamente una forma de trabajar que siento y sé que a partir de ahora y desde Space Nihilista no puede ser otra. Que lo afecte todo, que sea de todo menos simple, y que vuelvas a casa mareado. Y así a ver si conseguimos que los malditos tomemos el mundo.
Anna Adell
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Los proyectos de Raisa Maudit han podido verse en galerías, ferias y museos europeos como MUSAC, Gitte Böhr Gallerie: Club für Kunst und potisches Denken, Espacio Flausina Lx, Canarias Mediafest, Espacio Trapezio, galería Liebre, Estampa, CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo) o LABoral Centro de Arte, Fundación Antonio Saura, entre otros.
Raisa Maudit co-dirige el espacio madrileño Storm and Drunk junto a Zony Gómez.