raquel paiewonsky - guardarropia - le bastart

Raquel Paiewonsky, hibridez irreductible

La geografía insular ha sido elegida por literatos y utopistas como lugar idóneo para el desarrollo de comunidades horizontales, sin ricos ni pobres, sin envidias ni competitividad, como la Pala de Aldous Huxley. Pero la Historia cuenta otra cosa, localiza en las más bellas islas cruentas crónicas de despotismo colonial, exterminio cultural y explotación natural, para terminar luciendo muchas de ellas un amañado perfil en satinados folletos turísticos.

raquel paiewonsky - interludio - le bastart
Interludio 2012. Performance. Museo de Arte Moderno Santo Domingo

La dominicana Raquel Paiewonsky pertenece a una generación de artistas que, en los años noventa, supieron emanciparse tanto del localismo folclórico como del internacionalismo de las vanguardias precedentes.

Su obra nace de su experiencia, aunque no es confesional. Nos habla de las contradicciones de género, clase y etnia que se viven en su país, pero también de la universalidad de la lucha de sexos, del patriarcado y la instrumentalización del cuerpo.

Edouard Glissant, pensando en las Antillas, blandía la imagen del archipiélago como metáfora de dispersión cultural en oposición al esencialismo isleño: el mar arrasa con las raíces favoreciendo el rizoma. Originario de Martinica, negaba la exclusividad insular y abogaba por frecuentar la huella: aproximaciones furtivas a mitos africanos, lenguas criollas, tradiciones indias… Ponerlos en relación respetando la opacidad irreductible de lo diverso, aproximar orillas y desposar horizontes.

raquel paiewonsky - inopia - le bastart
Inopia 2012 (dimensiones variables)

Diría que en tu obra también frecuentas la huella, no tanto para aproximar la cultura caribeña sino para solapar en cada cuerpo rastros de identidades difusas.

La diversidad siempre ha estado presente de manera natural en mi trabajo. Es algo de lo que soy muy consciente y me interesa sostener.

Vengo de un lugar híbrido en todos los sentidos, geográfica, étnica y culturalmente. Las migraciones iniciaron desde antes de la colonia y el sincretismo se ha ido estableciendo a todos los niveles haciendo que esta región sea tan compleja y fascinante. En este contexto se desarrollan muchas de las ideas en mi trabajo. Los lugares, personajes y situaciones que elijo vienen de aquí pero de alguna manera conectan con el mundo que en lo esencial es el mismo.

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Bitch Balls 2008. Instalación en CAAM, Museo Atlántico Arte Moderno 2018

En el CAAM has revestido una pared de senos de lino blanco bordados a mano. Atendiendo al título, Inopia, ¿nos situaríamos en la esfera de lo que queda al margen de lo público, lo que se ignora, lo invisible?

Creo que hemos ignorado por mucho tiempo la energía femenina que nos pertenece a todos como humanidad. Vivimos en un mundo enfocado en la productividad y en lograr resultados. Nuestra prisa no nos permite dar importancia a lo intimo, a los rituales personales o a los procesos. Hemos trivializado lugares tan poderosos como la teta.

Esa parte de nuestra anatomía y su versatilidad simbólica me ha permitido hablar de múltiples preocupaciones en torno a nuestra percepción de lo femenino y nuestras actitudes de género.

raquel paiewonsky - guardarropia - le bastart
Guardarropía 2010 Fotografía montada en acrílico

Inopia, 2012, es uno de varios muros intervenidos por senos bordados a mano en una especie de ritual arquitectónico que me ha permitido hacer múltiples reflexiones sobre nuestra vulnerabilidad, nuestra invisibilidad, sobre el apego, la lactancia y los estereotipos.

 Contrastando esa blancura virginal con los pechos de color (Bitch balls), pieza también presente en tu exposición “Yo soy mi propio paisaje”, asoma una denuncia del racismo, como si las negras estuvieran condenadas a prostituirse y las blancas a ser eternas lactantes. 

Manto de ojos 2012 manto en croché y ojos de muñecas plástico. CAAM 2018

En Bitch Balls, 2008, utilizo la palabra Bitch (en inglés), comúnmente utilizada como un término peyorativo que compara a las mujeres con una perra en celo. Intento rescatar este término tan común en la cultura popular mundial y utilizarlo, adjudicándole nuevas interpretaciones en la representación de lo femenino. Aprovecho el juego de palabras que conecta las pelotas de playa inflables Beach Balls con el término Bitch Balls (bolas de perra).

Aunque no abordo con ellas el tema racial directamente, estas pelotas de playa tapizadas y bordadas a mano en toda la gama de colores posibles de piel, desde le mas pálido hasta el mas oscuro, representan la pluralidad, autonomía y belleza de cuerpos libres de restricciones y convenciones.

“Guardarropía” reúne fotografías de mujeres vistiendo una “segunda piel” que muestra lo que habitualmente se esconde (vientres encinta, pezones…) y, por el contrario, ocultan el rostro. Inciden en la sexualización de la mujer, pero en el video “Dunas” los trajes de “aislamiento sensorial” favorecen cierta liberación ¿un perderse para poder encontrarse?

raquel paiewonsky - collage - le bastart
Collage expuesto en CAAM Soy mi propio paisaje, 2018

Guardarropía, 2010, fue creado en respuesta a las cuestionables circunstancias que rodean las libertades personales de las mujeres en República Dominicana, donde las diferentes formas de violencia, la negación de derechos reproductivos básicos y una legislación absurdamente sesgada, perpetúan las actitudes negativas de género.

Estos trajes fueron hechos a medida para cada mujer y a través de cierto grado de humor e ironía, trataron de encarnar la vulnerabilidad y frustración que ellas experimentan en diferentes circunstancias y etapas de sus vidas, subrayando lo absurdo en esta situación.

Dunas, 2014, definitivamente intenta favorecer cierta liberación. Fue una acción performática en un desierto ubicado en medio del verdor tropical justo al lado del mar; lugar geográficamente extraordinario y singular. Esta pieza documenta las exploraciones de un grupo de personas y su relación con ellos mismos, con su clan y con su entorno mientras tienen la parte superior de sus cuerpos cubiertos y muchos de sus sentidos comprometidos por un gran gorro de colcha espuma. Al mismo tiempo, la parte inferior de sus cuerpos se mantiene totalmente desnuda, quizás liberando así su lado mas instintivo.

raquel paiewonsky - guardarropia - le bastart
Guardarropía (Para vínculos involuntarios)

Desde una narrativa sensorial esta pieza explora emociones como el amor, la solidaridad, la violencia o el miedo, cuando se dan en nuestro encuentro con lo desconocido. Se acerca también a ejes fundamentales de nuestro presente como las migraciones, la pluralidad y la preservación de nuestro entorno.

Los aislantes sensoriales y otras piezas de ropa que enlazan hombre y mujer me recuerdan prótesis que usaba Lygia Clark para explorar lo que ella llamaba “fantasmática del cuerpo”. Siento que algo de eso hay en tu modo de resarcir lo que trasciende lo físico pero que parte del cuerpo, de la memoria colectiva inscrita en él.

Sí, el vestuario siempre me ha permitido hablar del cuerpo mas allá de sus fronteras tanto físicas como sicológicas. Sus complejidades personales, sus historias sociales, sus conexiones con el otro y con el espacio, etc.

Esa zona infinita mas allá de nuestro propio territorio corporal me interesa mucho. Transformar el cuerpo utilizando objetos y textiles me permite no solo agregar espacios de reflexión en torno a nuestra percepción de lo que somos sino también quitar espacios corporales activando de esta manera el sentido de lo que resta.

 

 

Entrevista a cargo de Anna Adell

 

raquel paiewonsky - inmaculada - le bastart
Inmaculada 2010. Vestido hecho de trapos de limpiar

 

 

 

 

Raquel Paiewonsky. Soy mi propio paisaje

se puede visitar en CAAM, Centro Atlántico de Arte Moderno,
Las Palmas de Gran Canaria

hasta el 17 de junio 2018

 

 

 

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