Una botella de Jack Daniels, una caja de antidepresivos con algunos de sus blisters ya vacíos, papel de liar y tabaco, todo ello sobre la mesa a modo de utillaje de primeros auxilios, viene a ser un autorretrato de Yann Leto en horas bajas.
Este cuadro, Knock out, a pesar de ocupar un lugar discreto en la exposición The Round dota de cercanía emocional a un conjunto de obras en las que el cuadrilátero es el leitmotiv de un enfrentamiento entre dos cuerpos o dos mentes que, a menudo confluyen en un solo drama, tragedia o tragicomedia. Un tablero de ajedrez, un ring, una pista de patinaje, una mesa de póker o la mesilla de noche hacen las veces de campo de fuerzas que exceden el umbral del juego.
Joyce Carol Oates llamó paréntesis metafísico a ese estado semiconsciente, noqueado, durante el que el boxeador sale temporalmente del tiempo. Leto expresa la atracción hacia ese paréntesis, tanto en el deporte como en la vida, cuando el pugilato se emprende también contra uno mismo.
En su libro sobre el boxeo, Oates escribió que era contrario a la naturaleza porque el boxeador debe despojarse no sólo del raciocinio sino también inhibir su instinto de supervivencia. La muerte es real y está siempre presente. Pero, la pulsión de muerte, decía Freud, nos condiciona de igual modo que las pulsiones de vida. ¿Es el arte un lugar donde canalizar las contradicciones entre ambas? ¿Sería el lienzo en blanco un cuadrilátero, siguiendo con la metáfora del deporte?
Sí, o yo diría que más que contradictorias esas pulsiones son complementarias. El individuo se enfrenta siempre a su muerte, de forma inconsciente y creo que no es una cuestión de miedo a la muerte sino de cómo convivir con ella… (sin que te mate). El hecho de saber que vas a morir te recuerda que estás vivo. Artísticamente hablando, la muerte no es un tema que yo trate en profundidad, pero en mi vida personal sí que la tengo presente, la respeto y a veces, la veo acercarse y después alejarse, como en un combate de boxeo, donde en cuestión de segundos hay que elaborar estrategias para tumbar al otro o evitar ser tumbado.
En efecto, podemos pensar en el cuadrilátero como un espacio físico, como el lienzo, pero sobre todo decidí retratar el boxeo porque en él y en ese paréntesis metafísico del que hablaba Oates, entran en juego cuatro elementos de la naturaleza humana que me interesan porque nos hacen débiles y fuertes a la vez: el miedo, el respeto, el vicio y el reto.
La bombilla-ojo del Guernica ilumina el tablero de ajedrez en una pintura en la que uno de los contrincantes juega con guante blanco. Atendiendo a la expresión coloquial sobre atracos con guante blanco, ¿podríamos pensar en aquello de matar sin ensuciarse las manos? A veces la mente es más peligrosa que el puño
La mente siempre es más peligrosa que el puño, y más que peligrosa es más poderosa. La violencia psíquica sirve para mandar y manipular al ser débil. A mí me interesa más el ejemplo de atracar a mano armada, es decir, de actuar sin pensar en las consecuencias que puedan tener tus actos: siempre he funcionado, así como artista y como ciudadano. En francés se dice “agir sur un coup de tête” y la metáfora me gusta porque evoca lo irracional: el golpe y también la cabeza. Creo que mi deber como artista es sacar a la luz las cuestiones sociales, políticas y también culturales que me chirrían, dejarlas al desnudo y servírselas en bandeja al espectador. Tal y como actuaba Martin Kippenberger, creo que no soy capaz de disociar mi arte de mi vida personal. Mi vida es mi arte y mi arte es mi vida.
El ajedrez y el boxeo, los principales protagonistas de esta serie, paradigmas respectivos de estrategia mental y cuerpo a cuerpo, contraponen dos tipos de enfrentamiento, que de nuevo podría interpretarse en clave artística: el modelo duchampiano (el arte como idea) y la pelea física con la materia. ¿Es así para ti?
No veo tanta diferencia entre jugar una partida de ajedrez, participar en los juegos olímpicos, jugar al futbolín o tirar al arco. Son todo el mismo desafío de uno contra otro pero también representa un reto personal. Duchamp lo entendió e hizo del ajedrez su obra más larga en el tiempo y de repente, transformó la obra efímera en un estilo de vida. Quizás deberíamos recordar la performance artística de Duchamp como la más pura y auténtica. La gente que paga un billete para asistir a un combate o a un encuentro futbolístico vive una experiencia única. No solo se trata de ver a dos personas peleando o a gente corriendo detrás de un balón, como dicen muchos detractores, sino de absorber e impregnarse de un ambiente, llorar, gritar, ser parte de un momento violento, pasional y de alguna forma, ser partícipe de una auténtica performance, una real y palpable, no como esas elitistas y en su gran mayoría carentes de autenticidad, que podemos encontrarnos en los museos.
Esta serie se aleja de series anteriores donde la violencia espectacularizada, el sectarismo, idolatrías y fetichismos, la disidencia rápidamente engullida por los media, el fanatismo… en definitiva, la pornificación de la vida… se desplegaban en abigarradas composiciones. Aunque, en “The Round”, ¿no siguen siendo el combate, la adrenalina y el espectáculo ingredientes básicos?
La palabra “básico” es esencial en mi último trabajo. Fue interesante elaborar esta serie porque quise encontrarme en la piel de un deportista y, de hecho, al igual que un atleta o luchador de alto nivel, obtuve ayuda de mi amiga artista Almudena Lobera que ejerció de alguna forma de “personal trainer” y me guió durante el proceso de creación y en la etapa final de la producción de algunas obras, cambiando el enfoque de ellas, participando en su evolución y orientándome hacia una rutina de trabajo diferente. Se acabaron las escenas abarrotadas, la multiplicación de detalles. En esta serie he jugado dejando áreas vacías y yendo a lo esencial y lo básico, como bien decías. La violencia mental, el golpe fuerte, el color, el movimiento de la pintura y la estructuración del cuadro.
Me llama la atención que en un deporte tradicionalmente tan de “machos” como el boxeo hayas representado a mujeres. ¿Podemos extrapolarlo a una visión de la mujer como luchadora en la vida cotidiana?
Sencillamente, el deporte lo practican hombres y mujeres. Otra cosa es que a los medios de comunicación les interese difundirlo. Mientras haya deportistas como Rafa Nadal que justifiquen que las mujeres ganen menos en el tenis, no podremos cambiar nada. Parece difícil hacer evolucionar la mentalidad de la gente y normalizar algo que debería estar ya asentado. Obviamente, hay muchos ejemplos de mujeres que han logrado que se les reconozca por lo que hacen, pero lamentablemente en muchos de los casos el sistema mediático, hagan lo que hagan, las convierte en modelo de belleza (o fealdad) obviando sus logros deportivos, intelectuales o artísticos. Así que no, no he querido exactamente mostrar a la mujer como luchadora en la vida cotidiana, sino como una deportista más –aficionada o de élite–, capaz de practicar todo tipo de deportes, igual que los hombres o mejor en muchos de los casos.
Entrevistado por Anna Adell
La exposición The Round de Yann Leto
puede visitarse en la galería T20 de Murcia
hasta el 31 de julio de 2018
Yann Leto ha sido uno de los ganadores del Premio de Pintura Internacional Guasch Coranty 2018. El 12 de julio se inaugurará una exposición con las obras finalistas y premiadas en el Centre d’Art Tecla Sala de L’Hospitalet. Asimismo, el 28 de junio Yann Leto inaugura una muestra individual en Torre DKV de Zaragoza.