En una carta enviada a Buñuel, Dalí elucubraba sobre la factibilidad de un cine que fuera más allá de lo retiniano. Imaginó una cinta transportadora delante del espectador por la que irían pasando sucedáneos táctiles de lo que era visto en la pantalla: pasarían injertos de pelos cuando se ve el sexo de una mujer, pechos de goma cuando el protagonista acaricia los de una chica… La broma dadaísta de Duchamp con su Prière de […]