En sus orígenes, la pornografía fue un género artístico abanderado por herejes y revolucionarios, disidentes políticos y librepensadores. Durante la Revolución Francesa, la depravación se equiparaba con la corrupción en el imaginario erótico de poetas y dibujantes comprometidos en jaquear el Antiguo Régimen: mostrar a monarcas sodomizados o felando a la servidumbre, revelar la impotencia de unos y la promiscuidad de otros, en definitiva, hacer públicos los entresijos de la alcoba real, contribuyó al desmoronamiento […]